Las tecnologías digitales pueden ayudar a que los mercados funcionen mejor y mejorar el acceso de los agricultores a ellos. También se pueden aprovechar las tecnologías para abordar múltiples fallas del mercado y facilitar la integración de los pequeños agricultores en los mercados y las cadenas de valor. Las tecnologías digitales pueden promover el comercio internacional y mejorar efectivamente los arreglos institucionales basados ​​en el mercado para contribuir a las tres dimensiones de la sostenibilidad. Al mismo tiempo, las tecnologías digitales pueden ser profundamente transformadoras, pero también pueden entrañar desafíos y riesgos que requerirían que los responsables de la formulación de políticas actuaran.

Las tecnologías digitales tienen el potencial de aprovechar, acelerar y ampliar métodos innovadores de enorme impacto positivo en la alimentación y la agricultura. Sin embargo, a medida que la agricultura pasa a estar impulsada por los datos, el uso de la tecnología digital, como los Big Data y las aplicaciones de la Inteligencia Artificial, puede tener un impacto significativo en la gestión y los mercados agrícolas. A largo plazo, las tecnologías digitales también podrían afectar las estructuras agrícolas y la mano de obra agrícola, provocando cambios tanto económicos como sociales en el sector.