Director General QU Dongyu

Jornadas dedicadas a las inversiones (2025) “Invertir para generar más y mejores empleos en el sector agroalimentario” Declaración de apertura

del Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO

09/07/2025

Excelencias,

Señoras y señores,

Estimados/as asociados/as y colegas: 

Quiero empezar hablando de los pequeños agricultores, porque ellos son el verdadero sector privado. Ellos son los que tienen que trabajar sin lluvia, sin un suelo adecuado, sin semillas de alta calidad, sin las medidas agronómicas adecuadas, sin fertilizantes, sin un control eficaz de las enfermedades ni muchos otros insumos, pero también tienen que ahorrar para asegurarse una liquidez básica que les permita comprar los insumos que necesitan, como semillas, insecticidas o vacunas. 

Es importante que entiendan a los pequeños agricultores y productores.

Necesitamos servicios financieros adecuados para apoyar a los agricultores en pequeña o gran escala, porque se enfrentan a mayores cargas financieras año tras año, especialmente debido a la crisis climática.

Realmente quiero animarles a que reflexionen en profundidad y propongan soluciones concretas para los Miembros y los donantes, con el fin de prestar un verdadero servicio a los pequeños productores.

Bienvenidos a la 13.ª edición de las Jornadas dedicadas a las inversiones, que ya se han convertido en un interesante acto anual en la Organización.

Incluso antes de incorporarme a la FAO, ya había identificado el Centro de Inversiones como una de las dependencias clave de la Organización, y por eso era importante reformarlo.

Las Jornadas dedicadas a las inversiones ofrecen la oportunidad de reunir a pensadores visionarios, empresarios destacados, innovadores, productores e inversores públicos y privados a fin de compartir experiencias, ideas y conocimientos e instrumentos de vanguardia. La vanguardia no se limita al conocimiento que solo produce bienestar, sino que también necesitamos instrumentos de vanguardia que contribuyan a una vida mejor y a generar beneficios. Recuerden que, con independencia de los productos que fabriquen, tienen que cuidar la forma de producirlos: deben cambiar el método de producción.

Necesitamos un pensamiento transformador que interactúe con un conocimiento profundo. La sabiduría es el conocimiento que interactúa con la experiencia, acompañados de la reflexión profunda. Se necesitan todos estos criterios para ser más competitivos, en especial por lo que se refiere a los colegas más jóvenes.

Así pues, tenemos que cooperar para transformar los sistemas agroalimentarios mundiales en aras de un futuro mejor para las personas y el planeta, para las generaciones actuales y futuras. 

El tema de este año, “Invertir para generar más y mejores empleos en el sector agroalimentario”, es oportuno.

Los sistemas agroalimentarios emplean a casi el 40 % de la mano de obra mundial —la mayor fuente de empleo del mundo—, desde el trabajo en la explotación hasta la transformación de alimentos, pasando por la venta al por mayor y, lo que es más importante, el comercio electrónico.

Cuando empezamos a promover el comercio electrónico hace 15 años en China recibimos muchas reticencias del mercado mayorista tradicional, ya que a sus participantes les preocupaba perder ingresos fiscales. No obstante, por fortuna, contamos con el apoyo del Ministro de Finanzas, que comprendió la situación. En la actualidad, China ha generado por sí sola 60 millones de puestos de trabajo gracias al comercio electrónico. Es posible envasar alimentos frescos directamente en las aldeas y, mediante proveedores de servicios externos, conectarse con el mundo entero.

La inestabilidad actual del comercio y de los mercados, el aumento de la urbanización, los rápidos avances tecnológicos y la migración laboral —tanto para abandonar la agricultura como para abandonar los países de origen— plantean enormes desafíos.

Las personas de estas partes del mundo tienen miedo a la inmigración, pero si alguien quiere inmigrar a tu país es porque lo considera más atractivo. Por supuesto, hay que regular la inmigración mediante normas y un sistema de control eficaz, pero también hay que estar abiertos a ella, porque crea empleo y aumenta la competencia.

Siempre digo que los desafíos también ofrecen grandes oportunidades.

Se estima que, solo en el próximo decenio, unos 1 200 millones de jóvenes ingresarán al mercado laboral; sin embargo apenas unos 400 millones cumplen con los requisitos para los puestos disponibles.

Esto significa que, potencialmente, podríamos tener 800 millones de jóvenes desempleados, lo que supone una gran inestabilidad para el mundo y una verdadera responsabilidad para la FAO.

Deberíamos diseñar proyectos que generen oportunidades de empleo decente con una utilización intensiva de la mano de obra. Si se invierten 1 000 millones de USD en alta tecnología, tal vez se generen 100 puestos de trabajo; pero si esa misma inversión se destina a procesos alimentarios, logística, comercio electrónico y cadenas de valor, existe la posibilidad de crear 1 000 o incluso 2 000 empleos.

A veces, es necesario encontrar un equilibrio entre la tecnología y los sectores tradicionales: ese es el papel de la FAO. No somos solo una institución de investigación; debemos utilizar tecnología de vanguardia para modernizar los sectores tradicionales mediante un diseño adecuado de los proyectos.

De lo contrario, la alarmante brecha del desempleo juvenil podría conducir a la inestabilidad a escala mundial.

La mano de obra agrícola está envejeciendo, y contamos con una creciente población juvenil en muchos países en desarrollo.

Por un lado, aspiramos a elaborar instalaciones equipadas con inteligencia artificial (IA), pero, por otro, debemos generar oportunidades de empleo con utilización intensiva de la mano de obra para que los jóvenes puedan permanecer en las zonas rurales o integrarse en la cadena de suministro.

No se trata de eliminar empleos, sino de transformarlos. Eso fue precisamente lo que hice al incorporarme a la FAO.

Además, permití que fueran los jóvenes quienes lideraran el cambio, a través del Comité de la juventud y también del Comité de las mujeres de la FAO que yo mismo establecí.

Las tecnologías digitales, incluida la IA, avanzan a un ritmo vertiginoso e integran la nueva generación de la IA en el mundo digital.

Los expertos técnicos llevan unos cinco años hablando de la IA. Por eso la FAO fue una de las primeras organizaciones en firmar el Llamamiento de Roma para una ética de la inteligencia artificial en diciembre de 2019, junto con la Santa Sede, Microsoft e IBM, entre otros.

Esta es la generación de la IA, por eso presenté la iniciativa FAO digital hace seis años.

Así pues, sabemos que la inversión en sistemas agroalimentarios cambia vidas y es clave para garantizar las cuatro mejoras: una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás.

La inversión agroalimentaria conecta a los productores en pequeña escala —no solo a los pequeños agricultores, sino también a los empresarios rurales y a la agroindustria— con la financiación y los mercados que tanto necesitan. Además, fortalece la resiliencia de las comunidades vulnerables y promueve el desarrollo sostenible; no el crecimiento, ya que este solo aumenta las cantidades; en cambio, el desarrollo es integral.

Desde mi primer día, en 2019, he tratado de lograr que el Centro de Inversiones de la FAO, que celebró su 60.º aniversario en 2024, colaborara con el Banco Mundial y fuera aún más idóneo.

Aprecio profundamente lo que hicieron los predecesores del Banco Mundial en el decenio de 1960. Demostraron ser auténticos visionarios, con una perspectiva a largo plazo y un alto nivel de profesionalismo. Ese es el verdadero espíritu de las Naciones Unidas: complementarnos, no solaparnos.

Por eso también hemos ampliado nuestra colaboración con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), desde una división conjunta a un Centro Conjunto, con equipos amplios, basados en nuestras respectivas ventajas comparativas y con un programa estratégico quinquenal.

He respaldado la transformación y el crecimiento del Centro de Inversiones de la FAO mediante la ampliación de su dotación presupuestaria y su capacidad operativa, a fin de servir mejor a nuestros Miembros, porque si invertimos un dólar en el Centro, sé que obtendremos un retorno de al menos treinta veces esa inversión.

Si ustedes aportan un dólar para contribuir a la labor de diseño de los Miembros, podrían generar una repercusión sobre el terreno equivalente a siete u ocho dólares.

La FAO no es un banco, pero tenemos la capacidad técnica y la experiencia necesarias para ofrecer las propuestas eficientes y eficaces que los países necesitan.

A lo largo de los años, el Centro ha evolucionado, junto con sus asociados, para incorporar enfoques, tecnologías e instrumentos innovadores que ayuden a los países a atraer más inversiones públicas y privadas y lograr repercusiones a gran escala.

Esa evolución no se detiene gracias a la diversificación de sus soluciones de inversión y financiación y su base de asociados, y a la ampliación de su alcance a 120 países. ¡Estoy muy orgulloso de ustedes!

Desde el año pasado, el Centro ha ayudado a diseñar 65 proyectos de inversión pública en 46 países, con inversiones por un valor aproximado de 9 000 millones de USD. Dichos proyectos han sido aprobados por sus principales asociados, como el Banco Mundial, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco Asiático de Desarrollo y, especialmente, el Fondo Verde para el Clima.

El Centro de Inversiones también ha colaborado con la Iniciativa Mano de la mano de la FAO para acelerar la inversión en los países más vulnerables.

El Foro de Inversión de la Iniciativa Mano de la mano se ha erigido en un pilar fundamental del Foro Mundial de la Alimentación, que yo mismo establecí, y ha llevado a los expertos del Centro de Inversiones a pensar de forma innovadora y a escala a la hora de abordar los desafíos.

Señoras y señores:

Hacemos mayor hincapié en soluciones que aborden desafíos compartidos y aumenten las repercusiones a través de las fronteras, mediante una colaboración eficiente, eficaz y coherente con los bancos de desarrollo nacionales y regionales.

También estamos intensificando nuestro apoyo a la financiación combinada de la Unión Europea, ampliando nuestro trabajo con instituciones de financiación del desarrollo como el Banco de Desarrollo Italiano, fondos de impacto e instituciones financieras locales, colaborando con algunos asociados como el Banco Europeo de Inversiones y ayudando a los países a atraer financiación para el clima a través de nuestro trabajo con el Fondo Verde para el Clima.

La semana pasada informé a la Conferencia Ministerial de que las aportaciones de los donantes se habían incrementado en un 2 % a finales de junio, ¡algo realmente fenomenal! La financiación de los donantes se ha reducido en los demás organismos. Nuestro aumento procede principalmente de instituciones financieras multilaterales e internacionales; ese es el cambio estratégico.

Estamos redoblando los esfuerzos para apoyar la inversión privada, en particular mediante la asociación con el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo en su expansión por el África subsahariana. Además, quieren utilizar nuestra experiencia para amplificar su repercusión financiera sobre el terreno, eso es lo más importante.

Estimados y estimadas colegas:

Las Jornadas dedicadas a las inversiones nos recuerdan que tenemos que pensar a lo grande y en profundidad, y que debemos actuar de forma productiva. Asimismo, tenemos que diseñar a lo grande, porque cuando se diseña se reúnen todos los fragmentos de forma sistemática, exhaustiva y lógica.

Tenemos que trabajar juntos, aprender juntos, crecer juntos, colaborar juntos y contribuir juntos.

Hay que hacerlo a través de sectores y generaciones, aprovechando las fortalezas de cada uno para impulsar el cambio urgente hacia cadenas de valor agrícolas más eficientes, más inclusivas, más resilientes, más sostenibles y más ricas en empleo. 

Aprovechemos juntos el poder de la tecnología, la innovación, las políticas propicias y la inversión para crear empleos agroalimentarios significativos y decentes.

Si realmente queremos que las zonas rurales sean más atractivas para los jóvenes, lo primero que necesitamos es maquinaria agrícola. En segundo lugar, es fundamental generar ingresos estables, no necesariamente altos, pero sí constantes. En tercer lugar, esa vida debe ser razonablemente agradable. Es necesario invertir en instalaciones deportivas u otras formas de esparcimiento. Y en cuarto lugar, para conservar la calidad y facilitar la comercialización a través del comercio electrónico es necesario el almacenamiento en cadena de frío.

Invertir en los sistemas agroalimentarios es invertir en un futuro mejor para todas las personas, sin dejar a nadie atrás, y pensar en las generaciones venideras.

Les deseo unas Jornadas dedicadas a las inversiones dinámicas y productivas.

Gracias.