30 de enero de 2020, Roma - El Director General de la FAO, QU Dongyu, aseguró hoy que el repunte de la langosta del desierto amenaza con provocar una crisis humanitaria en el Cuerno de África y pidió financiación urgente para hacer frente a la plaga, con el fin de proteger los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria.
El brote de langosta es el peor que ha afectado a Etiopía y Somalia en 25 años y la mayor infestación que ha sufrido Kenya en los últimos 70 años. Djibouti y Eritrea se ven también afectadas.
La FAO ha movilizado ya 15,4 millones de dólares EEUU de los 76 millones solicitados para los cinco países, pero espera que las necesidades aumenten, en medio de la inquietud de que el brote se extienda a otros países, en particular Sudán del Sur y Uganda.
Qu participó hoy en una reunión informativa informal con los representantes de los Estados Miembros de la FAO en la sede del organismo de ONU en Roma. Explicó que se han movilizado personal y recursos para hacer frente al agravamiento del brote, y que se está trabajando en estrecha colaboración con los gobiernos y los asociados en una región en la que la seguridad alimentaria es ya de por sí muy frágil.
"Resulta crucial actuar en el momento y el lugar adecuados. Espero que podamos trabajar duro día y noche para que la población no pierda sus cultivos", dijo Qu.
La langosta del desierto está considerada la plaga migratoria más destructiva del mundo: un pequeño enjambre de una extensión de un km2 puede consumir la misma cantidad de alimentos en un día que 35 000 personas.
Los pastizales y las tierras de cultivo ya han sufrido daños generalizados en Etiopía, Kenya y Somalia y hay consecuencias potencialmente graves para la región, donde casi 12 millones de personas se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria aguda y muchas dependen de la agricultura para su supervivencia.
Ya hay expertos de la FAO desplazados sobre el terreno, apoyando las operaciones de control e iniciando las medidas para salvaguardar los medios de vida, en particular de las personas que ya experimentan altos niveles de inseguridad alimentaria aguda.
Según el último boletín actualizado de la FAO sobre
el brote de langosta del desierto, la situación actual empeorará aún más a causa de la reproducción que producirá nuevas infestaciones de langostas en Etiopía, Kenya, Somalia, Eritrea y Djibouti.
La FAO está colaborando estrechamente con estos países, así como con sus vecinos, Djibouti y Eritrea, al tiempo que mantienen la vigilancia en Omán, Arabia Saudita, el Sudán y Yemen para detectar cualquier cambio en la situación.
"Tenemos que actuar de inmediato porque las langostas no esperan, vendrán y causarán destrucción", advirtió Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO para Clima y Recursos Naturales. "Tenemos que hacer frente a la emergencia -añadió-, pero debemos pensar en los medios de subsistencia y a largo plazo".
El Servicio de Información sobre la Langosta del Desierto de la FAO señala que la situación es sumamente alarmante y que se agravará aún más con las nuevas infestaciones que se esperan para principios de abril.
Sólo en Kenya, grandes enjambres de langostas -de hasta 60 km de largo y 40 km de ancho- han invadido todos los condados septentrionales del país y algunas zonas centrales en menos de un mes, causando daños considerables a los cultivos y que el ganado se viera privado de sus pastos. Hasta la fecha, un total de 13 condados en Kenya se han visto afectados.
Se prevé que una nueva generación de langostas eclosionará en febrero y que a principios de abril se formarán nuevos enjambres de langostas, coincidiendo con la próxima temporada de siembra. En ese momento, los vientos estacionales se habrán desplazado hacia el norte, lo que permitirá posiblemente que los nuevos enjambres formados en Kenya vuelvan a invadir Etiopía y Somalia, así como a migrar a nuevas zonas del Sudán de Sur y del Sudán.
El aumento del volumen de insectos es motivo de grave preocupación por los enjambres en Kenya septentrional, ya están a sólo 200 km de las fronteras del país con el Sudán del Sur y Uganda. Ambos países se enfrentaron por última vez a invasiones de langostas en 1961.
El repunte de la langosta del desierto representa una amenaza sin precedentes para la seguridad alimentaria y los medios de vida de la población, y tiene el potencial de convertirse en una plaga regional que podría provocar mayor sufrimiento y desplazamientos.
En Sudán del Sur -donde la inseguridad alimentaria alcanza ya en un nivel de emergencia en muchas partes del país-, las langostas del desierto podrían arrasar los pastos y los cultivos, provocando el deterioro de una situación que es ya alarmante.