El Centro de Inversiones de la FAO duplica sus esfuerzos para crear sistemas agroalimentarios más sólidos y sostenibles

Entrevista al Director del Centro de Inversiones de la FAO

At an FAO-supported animal feed processing plant in Afghanistan.

©Photo: ©FAO/Shah Marai

26/02/2021
26 de febrero de 2021, Roma - El Sr. Mohamed Manssouri, Director del Centro de Inversiones de la FAO, habla sobre la labor y los planes de ampliación del Centro.

¿Qué es el Centro de Inversiones de la FAO?

En pocas palabras, el Centro de Inversiones de la FAO crea soluciones de inversión en el ámbito de la alimentación y la agricultura sostenibles. El Centro ofrece una serie de servicios de apoyo a la inversión para ayudar a los países a elaborar políticas y planes de inversión a largo plazo, formular y ejecutar proyectos de inversión con asociados para la financiación y generar conocimientos y crear capacidades en relación con la inversión. Una característica distintiva del Centro es que trabaja casi de manera exclusiva mediante asociaciones con instituciones financieras y gobiernos de los Estados Miembros.

La mejora de las inversiones en la alimentación y la agricultura conduce a una mayor eficiencia y equidad de los sistemas agroalimentarios, así como a una mayor resiliencia ante el cambio climático y otras perturbaciones, como la enfermedad por coronavirus (COVID-19).

La novedad es que los Miembros de la FAO recientemente han acordado destinar al Centro una cantidad de recursos mucho mayor, lo que le permitirá expandirse, prestar apoyo más en profundidad a las inversiones en sus países y reforzar su colaboración con las instituciones financieras internacionales y nacionales y otros asociados en el desarrollo.

Como señaló el Director General de la FAO, Sr. QU Dongyu, "juntos estamos transformando la agricultura y los sistemas agroalimentarios mediante inversiones específicas, la innovación, los conocimientos y el fortalecimiento de las capacidades".

En 2020, trabajamos con instituciones financieras internacionales asociadas y gobiernos de nuestros Estados Miembros y ayudamos a movilizar 6 600 millones de USD en concepto de proyectos de inversión pública para generar una mayor solidez y sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios. Esto supone un incremento de 900 millones de USD, es decir, un 16 %, con respecto a 2019 y un aumento de 32 a 38 proyectos. Solo en el África subsahariana, el pasado año apoyamos el diseño de nuevas inversiones públicas por valor de 2 000 millones de USD que proporcionarán a la población acceso a alimentos saludables y crearán puestos de trabajo.

Un buen ejemplo de ello es el Programa Conjunto en Respuesta a los Desafíos de la COVID-19, los Conflictos y el Cambio Climático, del que se benefician seis países en el Sahel gracias a inversiones en infraestructura agrícola, tecnología innovadora así como capital humano y social en zonas transfronterizas que afrontan condiciones difíciles de seguridad. Tanto la FAO como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) proporcionarán apoyo a la Secretaría del Grupo de los Cinco del Sahel (G-5 del Sahel) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) en la ejecución del proyecto. El costo del proyecto asciende a 180 millones de USD durante seis años, de los cuales 109 millones están financiados por el FIDA y 71 millones de USD por el Fondo Verde para el Clima.

Además, el año pasado apoyamos la ejecución de proyectos en todo el mundo, en unos 120 países. Esta labor consiste en proporcionar apoyo técnico esencial a los gobiernos durante el período de ejecución de los proyectos -normalmente en torno a cinco años- a fin de asegurar que las inversiones van por buen camino para lograr los resultados deseados. Los equipos multidisciplinarios del Centro pueden abordar cuestiones de ejecución relacionadas con cualquier aspecto de la agricultura y el desarrollo rural, entre otros, infraestructura y riego, agricultura, ganadería, pesca, actividad forestal, etc. El Centro también brinda apoyo para mejorar las inversiones "blandas" en capital y capacidades en los ámbitos humano y social, gobernanza e instituciones, organizaciones de agricultores y desarrollo comunitario.

Mencionó la COVID-19. ¿Podría contarnos sobre la labor del Centro al respecto?

Los países han estado dirigiéndose a la FAO para obtener orientación en materia de políticas sobre la organizaciones europeas de financiación del desarrollo, para ayudar a reducir los riesgos de las inversiones en el sector agroalimentario, un sector caracterizado por la incertidumbre y la volatilidad incluso en los mejores momentos.

Además, estamos integrando las actividades de respuesta a la COVID-19 en los proyectos del Programa mundial de agricultura y seguridad alimentaria en países como Bangladesh, Etiopía, Haití, la República Centroafricana, el Senegal y el Yemen.

El Centro también ha multiplicado las medidas encaminadas a aumentar la visibilidad y a incidir en el debate público sobre la necesidad de invertir en los sistemas agroalimentarios mientras el mundo se esfuerza por reconstruir mejor.

Tenemos un buen historial en lo que se refiere a reunir a partes interesadas de los sectores público y privado, como los agricultores y sus organizaciones, para debatir cuestiones en materia de políticas y resolver dificultades.

Al mismo tiempo, el Centro ha sido fundamental para poner en marcha en cerca de 40 países la Iniciativa Mano de la mano centrada en la pobreza.

(Nota: obtenga aquí más información sobre el Centro y su labor en relación con la COVID-19).

Además de respaldar la respuesta a la COVID-19, ¿podría darnos algunos otros ejemplos de la labor del Centro y de sus principales logros en 2020?

Es fundamental un buen diseño de las inversiones, pero también es necesaria una aplicación eficaz para lograr una repercusión positiva en las vidas de las personas. Nuestro equipo de inversión desempeña una importante función en la prestación de apoyo para lograr una implantación exitosa de los proyectos de inversión financiados con fondos públicos, independientemente de si participamos en el diseño o no. Esto puede abarcar desde apoyo a la modernización de registros digitales de tierras en Europa y Asia central hasta apoyo a largo plazo a los pastores en el Sahel, a la gestión de los recursos hídricos en el Caribe o a los emprendedores y el comercio en el medio rural en el Pacífico. El Centro deja una amplia huella a la hora de conseguir repercusión en los países.

Forjamos también nuevas asociaciones con instituciones de financiación para ampliar el apoyo que prestamos a las inversiones, y se están concertando nuevas instancias de colaboración con el Banco Europeo de Inversiones, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y otros.

Conscientes de que el dinero público por sí solo no es suficiente para poner fin a la pobreza, estamos creando asociaciones nuevas e innovadoras para transformar la manera de financiar el desarrollo, especialmente a través de financiación combinada, esto es, la utilización de dinero público o con fines benéficos en combinación con la inversión privada en empresas que generan repercusiones sociales y medioambientales además de beneficios económicos.

Por ejemplo, a través de la Iniciativa AgrIntel, estamos trabajando con la Comisión Europea en la prestación de servicios de asesoramiento a fondos de impacto y operaciones de financiación combinada que invierten en agroempresas pequeñas y medianas por medio de capital y préstamos. La financiación combinada sin duda es un ámbito al que hay que prestarle atención.

Desde que comenzamos, nuestro equipo ha ayudado a la Unión Europea (UE) a examinar 124 propuestas de financiación combinada por valor de 609 millones de EUR. Ya se ha aprobado financiación para 23 propuestas por valor de 96 millones de EUR.

En colaboración con la Delegación de la UE en Uganda, el Centro está fortaleciendo al Banco Nacional de Desarrollo de Uganda para financiar inversiones privadas responsables en alimentación y agricultura.

Al combinar los conocimientos y las competencias especializadas de la FAO con las finanzas y trabajar con instituciones financieras nacionales e internacionales, se ayudará a que los Estados Miembros logren un impacto en la escala necesaria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El Centro también está aunando esfuerzos con centros de investigación para fomentar los conocimientos sobre agricultura digital, el capital humano e impulsar oportunidades para los jóvenes y las mujeres del medio rural en toda la cadena de valor alimentaria.

Otra esfera fundamental es la relativa a la financiación ecológica y para el clima, en cuyo ámbito se ayuda a los países a aprovechar mejor este tipo de financiación. La FAO, tanto directamente como junto con asociados para la financiación, hemos desbloqueado alrededor de 675 millones de USD del Fondo Verde para el Clima en concepto de financiación verde entre 2018 y 2020.

¿Qué le espera al Centro? ¿Cuáles son algunas de las prioridades principales para los próximos años?

Seguiremos trabajando con instituciones financieras y bancos internacionales en cuanto a formas de fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios. Ello supone ayudar a actores públicos y privados para que hagan la transición a sistemas de producción mejores y más ecológicos que ofrezcan una mejor nutrición sin dañar al medio ambiente, lo que, a la larga, conducirá a una vida mejor para todos.

También seguiremos facilitando y promoviendo el uso de nuevas fuentes de datos y tecnologías sensibles al clima (como datos geoespaciales, aplicaciones digitales y drones) para lograr mejorar la planificación de las inversiones y la gestión de los riesgos y reducir los tipos de interés para los agricultores.

Esperamos con interés poder prestar apoyo a los bancos nacionales de más países para que puedan financiar más y mejores inversiones agrícolas y privadas en la alimentación y la agricultura sostenibles.

¿Cuáles son los ingredientes fundamentales para generar un crecimiento sostenible?

Yo lo resumiría como: una estrategia clara a largo plazo, la mejora del entorno normativo y las inversiones públicas, que son fundamentales para acelerar la adopción de innovaciones, como tecnologías y prácticas digitales y ecológicas, junto a las infraestructuras básicas. Las inversiones públicas son fundamentales para catalizar las inversiones privadas, en particular en el ámbito financiero. Para alcanzar los ODS -es decir, desde poner fin a la pobreza y el hambre hasta construir un mundo más equitativo, más saludable y más verde-, hace falta más financiación mixta.

La mayor eficiencia del sistema alimentario también debe ir acompañada de la reducción de las desigualdades y la creación de empleos y medios de vida dignos, especialmente en el caso de las mujeres y los jóvenes. A este respecto, las inversiones públicas en el capital humano de los hombres y las mujeres que producen, elaboran y comercializan alimentos (especialmente los agricultores en pequeña escala) son esenciales como elemento que hace posible todo lo demás: el crecimiento, la sostenibilidad, la igualdad y la inclusión.

Es necesario adoptar medidas urgentes para transformar los sistemas agroalimentarios. Allí están los recursos -intelectuales, financieros y materiales-, pero debemos estar mejor organizados y coordinados para que los esfuerzos del mundo no lleguen demasiado tarde y sean ineficaces para demasiadas personas.
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