La campaña de lucha contra la langosta abarca millones de hectáreas, pero esta voraz plaga todavía constituye una amenaza en África oriental

“El clima y la biología son factores clave”, afirma Keith Cressman, experto en previsión contra la langosta del desierto de la FAO

La langosta del desierto es capaz de volar hasta 150 km al día empujada por el viento.

©Photo: ©FAO/Sven Torfinn

29/10/2020
29 de octubre de 2020, Roma - Preguntas y respuestas con Keith Cressman, Oficial superior de previsión contra la langosta del desierto de la FAO

¿Por qué estamos viendo un recrudecimiento de la plaga de langosta del desierto en el Cuerno de África y en la Península Arábiga? 

Bueno, como predijimos, las condiciones climáticas están impulsando esta nueva ola de actividad de la langosta del desierto. En muchas zonas, las lluvias llegaron pronto, lo cual desencadenó una reproducción más temprana de lo habitual; otras zonas siguen experimentando lluvias constantes, algo que también fomenta la reproducción de la langosta. Asimismo, en el Yemen existen grandes extensiones inaccesibles que constituyen lugares clave de reproducción de la langosta, básicamente una reserva de la plaga.

Siempre supimos que el cambio estacional de los vientos, junto con estas lluvias, provocaría un nuevo aumento de la actividad. Y que esta actividad sería significativa, dado el elevado número de langostas presentes en la región desde enero. Por lo que, aunque las actividades de lucha a gran escala han mejorado significativamente la situación, las poblaciones de langosta siguen presentes en la región, especialmente en zonas remotas a las que es difícil llegar y donde no se pueden llevar a cabo actividades de vigilancia o control.

Las lluvias tempranas y las que se están produciendo actualmente han dado lugar a un nuevo ciclo de reproducción y se están formando nuevos enjambres en Etiopía, Somalia y el Yemen. En la Arabia Saudita, Eritrea y el Sudán también se han identificado bandas de ninfas inmaduras y es posible que estas formen nuevos enjambres. Actualmente, los vientos que soplan en la parte septentrional del Cuerno de África están empezando a soplar hacia el sur de nuevo, lo cual aumenta las preocupaciones de que la langosta pueda volver a llegar a Kenya más adelante este año.

¿Significa esto que los esfuerzos por controlar el recrudecimiento de la plaga han fracasado?

Más bien lo contrario. Se ha evitado una catástrofe humanitaria masiva. Con el apoyo internacional coordinado por la FAO, desde enero se han llevado a cabo actividades de vigilancia y se han tratado las infestaciones de langosta en más de 1,1 millones de hectáreas de tierra en 10 países. Si sumamos los esfuerzos de lucha contra la langosta que se han realizado fuera de África oriental y el Yemen, este año se han controlado 2,3 millones de hectáreas de tierra.

Estas operaciones han evitado la pérdida de 2,3 millones de toneladas de cereales, suficiente para alimentar a más de 15 millones de personas al año, en países ya afectados gravemente por la inseguridad alimentaria aguda y la pobreza. Asimismo, se estima que nuestros esfuerzos han mitigado las repercusiones en 1,1 millones de familias de pastores.

Por cierto, resulta importante recordar que los esfuerzos para contener el último gran recrudecimiento de la langosta del desierto, en la región africana del Sahel, duraron dos años completos, de 2003 a 2005. La escala del desafío y el tiempo necesario para contenerlo no debería subestimarse.

El Sahel se encontró una vez más bajo la amenaza de la invasión de la langosta a principios de este año. ¿Cómo está la situación ahora? ¿Y en Asia sudoccidental?

Se han realizado grandes progresos en ambas regiones. Es cierto que Asia sudoccidental afrontó un enorme recrudecimiento de la plaga de la langosta a principios de año, pero gracias a las actividades intensivas de lucha contra la langosta llevadas a cabo por la India, el Pakistán y la República Islámica del Irán, el recrudecimiento se ha extinguido eficazmente en esa zona. Kenya experimentó su peor brote en 70 años, pero ahora ha contenido la plaga en gran medida hasta limitarla a un único condado del norte. La amenaza al Sahel y África occidental se ha evitado, lo cual son excelentes noticias para una región que combate otras amenazas a la seguridad alimentaria.

Pero incluso en aquellas zonas de África oriental donde la amenaza persiste, actualmente los países se encuentran en una posición mucho más sólida para gestionar y contener las infestaciones en comparación con la situación en la que estaban hace solo 10 meses. Las capacidades nacionales se han reforzado de manera significativa. Todos los plaguicidas que se necesitan para llevar a cabo las actividades de lucha se han adquirido y utilizado en toda la región. Ahora los países disponen de flotas de aeronaves y vehículos terrestres operativos para vigilar y controlar la plaga. Actualmente, la FAO está ayudándoles a ampliar de nuevo las flotas antes de la estación húmeda de invierno.

Para nosotros, este fortalecimiento de la capacidad es un logro esencial, pues el objetivo no ha sido solo ampliar las actividades de lucha contra la plaga, sino que la FAO ha otorgado prioridad al desarrollo de la capacidad de los gobiernos para gestionar las plagas de langosta. En este momento, los países disponen de una capacidad que antes simplemente no existía o era insuficiente para abordar la amenaza de este recrudecimiento inusualmente acusado.

¿Qué se debe hacer ahora para contener esta renovada actividad de la langosta?

En lo que respecta a esta plaga, la perseverancia y la coherencia resultan esenciales. Esta es una plaga endémica en la región y, por tanto, puede desencadenarse cuando se dan las variables adecuadas para ello. Las langostas del desierto se reproducen como los incendios en condiciones favorables, se multiplican por 20 con cada ciclo de reproducción de tres meses. La eliminación y la contención son los objetivos. Queremos que los enjambres disminuyan y que la langosta vuelva a su ciclo de vida solitario e inofensivo.

La planificación y las medidas que están adoptando los gobiernos con el apoyo de la FAO siguen siendo sólidas, es decir, vigilancia, detección y control constantes y a escala. La victoria no llegará de la noche a la mañana. La campaña de la langosta debe mantenerse a largo plazo y esto requerirá tiempo. 

Aparte de las actividades aéreas de lucha contra la plaga, los gobiernos deben mantener e incrementar sus esfuerzos de control empleando equipos de vigilancia y control terrestres, así como notificar información mediante eLocust3, una herramienta innovadora que permite registrar y transmitir datos en tiempo real vía satélite a los centros de lucha contra la langosta de la FAO y de los países.