Saná / Adén / Roma / Nueva York, 3 de diciembre de 2020 - La oportunidad para evitar una hambruna en el Yemen se está acabando, de acuerdo con nuevos datos que revelan niveles récord de inseguridad alimentaria aguda en el país, advirtieron hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El nuevo
análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) sobre Yemen indica que han reaparecido focos de condiciones similares a la hambruna (Fase 5 de la CIF) por primera vez en dos años y alerta que el número de personas que sufren este grado de inseguridad alimentaria catastrófica podría casi triplicarse, pasando de 16 500 personas en la actualidad a 47 000 entre enero y junio de 2021.
Al mismo tiempo, el análisis de la CIF de hoy alerta que el número de personas que se enfrentan a la Fase 4 (Emergencia) de inseguridad alimentaria tiene visos de aumentar de 3,6 a 5 millones de personas en la primera mitad de 2021, lo que también les sitúa al borde de padecer condiciones catastróficas y -sin un cambio de rumbo- posiblemente una hambruna.
"Estas cifras alarmantes deben ser una llamada de atención al mundo. El Yemen está al borde de la hambruna y no debemos dar la espalda a los millones de familias que ahora están en una situación desesperada. No nos equivoquemos, el año 2021 será aún peor que 2020 para los yemenís más vulnerables. La hambruna todavía puede evitarse, pero esa oportunidad se está desvaneciendo con cada día que pasa", afirmó el Director Ejecutivo del PMA, Sr. David Beasley.
La Fase 4 representa una última advertencia para actuar: en este punto del espectro del hambre de la CIF, la población ya está sufriendo enormemente y algunas de las personas más vulnerables podrían morir de hambre. Más de la mitad (16,2 millones) de la población de 30 millones de personas se enfrentará a niveles de crisis de inseguridad alimentaria (Fase 3 o superior) a mediados de 2021. Y muchas de ellas están a punto de caer en niveles de hambre cada vez peores, ya que más de cinco años de guerra han dejado a las familias exhaustas y muy vulnerables a las crisis.
"Es imperativo mantener a la población con vida, preservando el flujo de alimentos, pero este ciclo no puede continuar para siempre. El Yemen necesita que cese el conflicto, que es la causa principal de la inseguridad alimentaria en el país. Las familias yemenís requieren estabilidad y seguridad, así como ayuda para sus medios de subsistencia que les permita reanudar la producción normal de alimentos, de forma que necesiten menos ayuda externa y puedan crear sistemas alimentarios más resilientes y autosuficientes", señaló el Director General de la FAO, Sr. QU Dongyu.
Es fundamental proporcionar ayuda humanitaria inmediata y coordinada para prevenir la hambruna y salvar vidas, en un país que importa el 80 % de sus alimentos y en el que más del 70 % de la población vive en zonas rurales y depende de la agricultura como medio de vida. Sin embargo, los importantes déficits de financiación amenazan con recortes aún mayores en la ayuda alimentaria de emergencia, así como en los servicios esenciales de tratamiento contra la malnutrición para niños menores de cinco años y mujeres embarazadas o lactantes, y en el apoyo para que los hogares sigan produciendo los alimentos y los ingresos que necesitan para subsistir.
"El mundo no puede quedarse de brazos cruzados mientras el Yemen se precipita hacia la hambruna y millones de niños y familias vulnerables pasan hambre", declaró la Directora Ejecutiva del UNICEF, Sra. Henrietta Fore. "La situación es ya catastrófica, y sin una actuación urgente morirán más niños. Hemos evitado la hambruna en el Yemen en el pasado y deberíamos ser capaces de evitarla de nuevo, con un mayor apoyo y acceso sin obstáculos a todos los niños y familias necesitados".
La crisis, cada vez más acuciante, es una combinación de causas complejas: la intensificación del conflicto que ha provocado un colapso económico, incluidos los fuertes aumentos de los precios de los alimentos en el sur del Yemen, y un embargo de la importación de combustible que afecta a las familias de las zonas septentrionales. La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha agravado el sufrimiento, ya que las remesas han disminuido, las oportunidades de obtención de ingresos se han reducido, los servicios de salud se han visto exigidos hasta el límite y las restricciones de viaje han dificultado el acceso a los mercados. Además, una plaga de langostas e inundaciones repentinas han afectado a la producción local de alimentos en algunas zonas.
Los recortes en la asistencia humanitaria de este año -incluida la ayuda alimentaria- han dado al traste con las anteriores mejoras en materia de seguridad alimentaria y han dejado a las familias con déficits de consumo de alimentos cada vez mayores. El año próximo los recortes continuarán y podrían ampliarse si no se reciben fondos con urgencia, lo que significa que estas alarmantes previsiones pueden subestimar el problema, advirtieron los organismos.
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