Las dietas saludables siguen siendo inasequibles para un tercio de la población mundial

El informe SOFI 2024 pone de manifiesto la trampa del costo y el hambre que afecta a algunas regiones tras la pandemia de la COVID-19

Un mercado rural en Tanzanía.

©FAO/Luis Tato

01/08/2024

Roma – Más de un tercio de la población mundial no podía permitirse una dieta saludable en 2022, y algunas regiones todavía no se han recuperado totalmente de los daños causados por la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), según un innovador conjunto de datos que aparece en la edición de 2024 de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) el principal informe sobre el hambre publicado la semana pasada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y cuatro organismos hermanos de las Naciones Unidas.

Si bien los precios de los alimentos subieron a lo largo de 2022, elevando el costo medio de una alimentación saludable, este hecho se vio compensado en gran medida por la recuperación económica y los consiguientes efectos positivos sobre los ingresos. Como resultado, alrededor del 35,4 % de la población mundial —el equivalente a 2 826 millones de personas—, no pudo permitirse una dieta saludable en 2022. Esto contrasta con el 36,4 % y los 2 823 millones de 2019. Sin embargo, esta recuperación a los niveles prepandémicos en 2022 se logró de manera desigual según las distintas regiones.

“En 2022, el número de personas que no podían permitirse una alimentación saludable cayó por debajo de los niveles prepandémicos en el grupo de países de ingresos medianos altos y altos. Por el contrario, los países de ingresos bajos registraron los niveles más altos desde 2017”, el primer año para el que la FAO ha publicado estimaciones, señaló el Sr. Máximo Torero, Economista Jefe de la FAO. 

Estos resultados ponen de manifiesto “un importante problema estructural de nuestros sistemas agroalimentarios”, aseguró el Sr. David Laborde, Director de la División de Economía y Políticas Agroalimentarias de la FAO. El Sr. Laborde señaló que esta parte del informe SOFI 2024 revela variaciones importantes entre las regiones y dentro de ellas, que a su vez apuntan hacia dónde se debería priorizar la atención nacional e internacional.

Principales conclusiones


En África, el 64,8 % de la población no puede permitirse una dieta saludable. En Asia, la cifra es del 35,1 %; en América Latina y el Caribe, del 27,7 %; en Oceanía, del 20,1 %; y en América del Norte y Europa, del 4,8 %.

En los países de ingresos bajos y medianos bajos, el número de personas que no pueden permitirse dietas saludables creció de 2019 a 2022, un resultado que refleja cómo las recuperaciones económicas tras la pandemia se vivieron de manera desigual y cómo las economías más avanzadas estaban mejor posicionadas para hacer frente a las perturbaciones de la cadena de suministro y la presión inflacionaria mundial sobre los precios de los productos alimenticios.

El informe SOFI 2024 detalla la metodología utilizada para calcular la asequibilidad de una dieta saludable, definida como aquella que comprende diversidad, idoneidad, moderación y equilibrio.

La principal conclusión es que los precios, en paridad de poder adquisitivo (PPA), aumentaron notablemente —una media mundial del 6 % en 2020 y del 11 % en 2021—, pero el efecto se diluyó allí donde el crecimiento de los ingresos también fue sólido y donde la proporción de la alimentación en los presupuestos familiares era menor, como en los países de ingresos más altos con mayor capacidad fiscal.

“Los desiguales avances en el acceso económico a dietas saludables ensombrecen el logro del Hambre cero en el mundo, a seis años de la fecha límite de 2030”, señala el informe SOFI.

“Es necesario acelerar la transformación de nuestros sistemas agroalimentarios para reforzar su resiliencia frente a las causas principales y abordar las desigualdades para garantizar que las dietas saludables sean asequibles y estén al alcance de todos. Pero también hay que garantizar que las personas puedan acceder y consumir dietas saludables”, afirmó el Sr. Torero.

Examen detallado

El costo medio mundial de una dieta saludable ascendió en 2022 a 3,96 dólares PPA, una medida que compara la paridad del poder adquisitivo entre las economías.

Las variaciones subregionales fueron considerables, desde un máximo de 5,34 dólares PPA en Asia oriental hasta un mínimo de 2,96 dólares PPA en América del Norte. Para África, el precio medio fue de 3,74 dólares PPA; para Asia, de 4,20 dólares PPA; para América Latina y el Caribe, de 4,56 dólares PPA; para Oceanía, de 3,46 dólares PPA, y para América del Norte y Europa, de 3,75 dólares PPA, con una diferencia considerable entre Europa meridional, con 4,15 dólares PPA, y Europa occidental, con 3,01 dólares PPA.

Hay unas 1 677 millones de personas que viven en países de ingresos medianos bajos que no pueden permitirse una dieta saludable, y lo mismo ocurre con 503 millones de personas que viven en países de ingresos bajos. En conjunto, representan el 77 % de las personas que no pueden acceder una alimentación saludable.

Las personas que no logran acceder a la dieta saludable menos costosa en sus países se enfrentan potencialmente al menos a un cierto grado de inseguridad alimentaria y nutricional y, por tanto, corren el riesgo de engrosar las filas de los hambrientos, según las mediciones tradicionales del SOFI del hambre crónica, así como de enfermedades crónicas como el retraso del crecimiento y la emaciación.

La actual incursión de la FAO en la medición y seguimiento del costo de las dietas asequibles ofrece una especie de indicador de alerta temprana. Dado que la alarma es mayor allí donde la capacidad fiscal de los países es más débil, y donde la carga de los costos se perpetúa arrastrando el crecimiento económico, los datos del SOFI 2024 ponen de relieve la necesidad de mayores y más innovadoras inversiones en los sistemas agroalimentarios, el tema de la segunda sección del informe principal.

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