MINAGRI, MIDIS y FAO: cómo institucionalizar la “voz” de las mujeres en los programas de extensión rural
Herramienta de la FAO analiza la sensibilidad de género de Haku Wiñay y ofrece recomendaciones para hacer programas públicos y privados de extensión rural más sensibles al género.
“La extensión rural no va a servirnos para avanzar de forma contundente hacia un agro próspero sino consideramos el factor de género en las dinámicas socioeconómicas rurales”, advirtió esta semana María Elena Rojas, representante encargada de la FAO en el Perú.
Durante el Foro “Mujeres rurales, mujeres con derechos”, organizado por la FAO y el MINAGRI, se presentó la Herramienta de Análisis de Género para Servicios de Extensión Rural (GRAST), elaborada por la FAO, y se discutieron los resultados de la validación de esta herramienta en el Programa Haku Wiñay y su aplicación a otros programas similares, tanto públicos como privados.
“Los servicios de extensión rural pueden ayudar a cerrar la brecha de género en la agricultura haciendo que la información, las nuevas tecnologías, las habilidades y el conocimiento sean más relevantes y accesibles a las mujeres agricultoras”, insistió la representante de la FAO. “Pero tenemos que dejar de contar hombres y mujeres en una capacitación y quedarnos satisfechos con nuestra sensibilidad de género. Las estadísticas de participación desagregadas por género no nos dicen nada, porque dependen del método de inscripción que hayan hecho los operadores: es pura casualidad”, alertó.