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En un campo de refugiados de Kenya, la agricultura es el camino hacia la autosuficiencia

“Mi vida es muy diferente ahora”, asegura Scofia Sadik Mandera, de 23 años, luciendo una gran sonrisa.

Un programa innovador en el asentamiento de Kalobeyei acerca a los refugiados africanos a sus anfitriones keniatas. (© FAO / Sven G. Simonsen)

13/09/2018

Durante el año pasado, Scofia cultivó su propio huerto, uno de las más de 7 000 que hay en el campo de refugiados de Kalobeyei, en el norte de Kenya.

“Tenemos hortalizas para comer, contamos con una dieta equilibrada. Tengo más energía”.

El Asentamiento Integrado de Kalobeyei –denominación oficial del campamento, se estableció en 2016. En la actualidad alberga a casi 40 000 personas, y es una extensión del enorme campo de Kakuma, que tiene 145 000 residentes. Desde que se creó el campamento, la FAO ha apoyado las actividades agrícolas en Kalobeyei como forma de mejorar la autosuficiencia tanto de los refugiados como de la población de acogida que vive alrededor del asentamiento.

Se calcula que cada refugiado en Kalobeyei sobrevive con un presupuesto mensual en efectivo de 14 USD, que no es mucho para comprar alimentos frescos y nutritivos en el mercado. Como alternativa, la FAO apoya a las familias de refugiados proporcionándoles semillas, aperos y estiércol, así como un plan de capacitación que les permite crear sus propios huertos.

“El huerto me proporciona suficientes alimentos para no tener que comprar hortalizas en el mercado, así que estoy muy feliz”, afirma Scofia. Refugiada de Sudán del Sur con experiencia en la agricultura, vive aquí con su hijo Samuel, de dos años.

Sarah Sikatenda, de 37 años, es amiga de Scofia y su vecina. Refugiada de la República Democrática del Congo, ella también tiene conocimientos agrícolas. Sarah vive con su esposo Didier y sus cinco hijos, siendo los más pequeños gemelos de dos años.

“Cuando llegamos hace un año, al principio me sentía desamparada y confundida. Y no sabía cómo podría cultivar aquí”, dice. “Pero luego encontré a un experto de la FAO sobre el terreno que me explicó las diversas oportunidades y pude asistir a varias sesiones de capacitación. Estoy muy agradecida por lo que han hecho por mí y mi familia”.

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