Género

Frutas y hortalizas: los súper poderes de estos héroes de la alimentación azerbaiyanos

Con el deseo de mejorar sus prácticas y negocios, Tahmina, Jalal e Isa han estado en contacto con la FAO para participar en diversos proyectos en todo el país.

Tahmina convirtió en un negocio su afición a preparar frutas en conserva, hasta llegar a ser la primera productora comercial de frutas desecadas de su localidad. ©FAO/Abdul Mustafazade

07/09/2021

Un año antes de que el país se enfrentara a la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), Tahmina Isayeva, del distrito de Zaqatala en el noroeste de Azerbaiyán, montó en su cocina un pequeño negocio de frutas desecadas.

“Preparar frutas en conserva, desecándolas, comenzó siendo un pasatiempo para mí. Las poníamos en una bandeja de secado, dejando espacio entre ellas para que circulara bien el aire, y a continuación se secaban al sol durante varios días. Es un método tradicional, pero es un proceso largo”, dice Tahmina.

“Los comienzos fueron bastante buenos y mis conocidos se convirtieron en los primeros clientes. Durante un año produje casi 300 kilogramos de fruta desecada. No fue fácil, ya que me ocupaba yo sola de todo el proceso de elaboración, con manzanas, ciruelas e higos de nuestro jardín o frutas adquiridas en el bazar”, señaló.

En 2019, el Centro de recursos para las mujeres de Zaqatala premió a Tahmina con una deshidratadora de frutas para impulsar su negocio. No mucho después, llegó la pandemia. Aunque esta situación puso en riesgo la rentabilidad de la empresa, aprovechó la ocasión para estudiar nuevas técnicas e incrementar la producción. Ahora es la primera productora comercial de fruta desecada de su localidad.

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