Las aptitudes de una mujer para la agricultura inspiran a toda una comunidad en Pakistan
“Ya no tengo que ir todos los días al mercado para comprar hortalizas. Hoy por hoy, me siento orgullosa de decir que cultivo mis propios productos y espero poder ahorrar dinero”, apunta Gul.
Las escuelas de campo para agricultores de la FAO ayudan a la comunidad de Tando Allahyar a aumentar su productividad agrícola. ©FAO/A. Noor.
En el sudeste del Pakistán, entre palmeras datileras y campos exuberantes que parecen no tener fin, se encuentra el distrito de Tando Allahyar. Tal y como sucede en el resto de la provincia de Sindh, la agricultura es la principal fuente de ingresos en muchas aldeas de la zona. Sin embargo, a pesar de que existe una amplia superficie de tierras cultivables, las personas afrontan dificultades para ganarse la vida. Las aldeas de la zona cuentan con un acceso limitado al agua y la electricidad y carecen de escuelas en funcionamiento. En una de esas aldeas vive Gul Bano, de 51 años, una madre de siete hijos que está cambiando la historia de las mujeres en Tando Allahyar.
Gul, la única mujer con estudios de la aldea, cursó un programa de grado en Karachi, pero al casarse se trasladó a Tando Allahyar. Es una de las pocas mujeres de la aldea que tiene una pequeña parcela de tierra en propiedad. Por este motivo, siempre había estado interesada en la agricultura, pero la falta de conocimientos y recursos le impedía practicarla. Tras una visita de instructores de campo de la FAO, Gul comenzó a asistir a las reuniones participativas a nivel local en las que oyó hablar por primera vez del proyecto de mejora de la aparcería en Sindh.
Apoyo a la comunidad
El proyecto de mejora de la aparcería en Sindh de la FAO, financiado por la Unión Europea y realizado en asociación con el Gobierno de esa provincia, tiene por objeto aumentar la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades pobres de Sindh que dependen de la agricultura mediante la mejora de su acceso a la tierra, su seguridad y sus conocimientos agrícolas. En 2012, se estimó que 7,74 millones de personas trabajaban en la zona rural de Sindh, en su mayoría como aparceros sin tierra —también denominados haris, es decir, agricultores que entregan a los propietarios una parte de su cosecha a cambio del uso de la tierra— y trabajadores asalariados en las fincas.