Los agricultores de Mozambique se reinventan tras un ciclón y una pandemia
Después de perder sus cultivos por un ciclón, João Guerra debe adaptar ahora sus medios de vida para sobrevivir también a una pandemia.
©FAO/Telcínia Nhantumbo
En marzo de 2019, el ciclón Idai golpeó la explotación agraria de João Guerra en Mozambique central. La intensa tormenta devastó más de 700 000 hectáreas de cultivos en el país y provocó que los ríos se desbordaran, las presas reventaran y las inundaciones barrieran explotaciones y comunidades enteras. Con más del 80 % de la población de Mozambique dependiente de la agricultura para sus medios de vida, el daño causado a los almacenes de alimentos y cereales, la infraestructura pesquera y los bienes pecuarios tuvo un efecto devastador en la seguridad alimentaria de muchos.
En el último año, João y muchos otros agricultores han trabajado duro para reparar los daños ocasionados por las inundaciones en sus explotaciones y han ido recuperando gradualmente sus medios de subsistencia. Sin embargo, cuando ya se estaban reponiendo, surgió un nuevo desafío: la pandemia de la COVID-19.
Sobreponerse al desastre
João, que vive y se dedica a la agricultura en la provincia de Sofala en Mozambique central, ha formado parte de las escuelas de campo para agricultores respaldadas por la FAO desde 2014 y ahora dirige un grupo de 31 personas, la mayoría de las cuales son mujeres. A raíz del ciclón, la FAO equipó a su grupo de la escuela de campo con materiales agrícolas, en particular varios “paquetes” de semillas de hortalizas y cereales y herramientas, como azadas y machetes. Según João, estos materiales y los conocimientos adquiridos previamente en los cursos de la escuela de campo eran esenciales para que él y su grupo se recuperasen de los daños del ciclón Idai.
“Después del Idai, la FAO no se olvidó de nosotros. Recibimos semillas y reanudamos las actividades agrícolas”, declara João.
Gracias a esa ayuda, João pudo producir lo suficiente para su familia y vender parte de la cosecha. Con el dinero de esas ventas, adquirió y plantó semillas de repollo, aprovechando la alta demanda de hortalizas en los mercados locales.