Un sistema de riego fuera de lo común en Gambia
Como la mayoría de los habitantes de su aldea, Salla depende de uno de los tres pozos profundos que hay en la localidad.
© FAO/David Kujabi
En muchas zonas rurales de Gambia, las agricultoras suelen empezar el día antes del amanecer para asegurarse de tener suficiente agua para regar sus huertos y para cocinar, limpiar y bañarse en casa.
“Algunas teníamos que despertarnos a las 3.00 o las 4.00 de la mañana solo para conseguir agua. Sufrimos ataques de hienas en tres ocasiones”, cuenta Salla Bah, una productora de hortalizas de la región de Central River, en el norte de Gambia. “Teníamos que soportar esas dificultades para poder regar nuestros cultivos y tener tiempo para las tareas domésticas”.
Como la mayoría de los habitantes de su aldea, Salla depende de uno de los tres pozos profundos que hay en la localidad. Había que llegar lo más temprano posible; retrasarse podía costarte toda una mañana y el sueldo del día. Las explotaciones hortícolas son una fuente vital de ingresos, que permiten a los miembros de la comunidad mantener sus hogares gracias a los alimentos e ingresos que generan.