Género

Nutrir el cuerpo y la mente

Agricultores, familias y escuelas trabajan juntos para mejorar la nutrición infantil.

Un grupo de estudiantes con su maestra en el huerto de plantas medicinales. Las plantas de este huerto incluyen menta piperita, manzanilla, albahaca y menta. (© Pep Bonet/NOOR para la FAO)

20/06/2018

“Me siento muy orgullosa de nuestro huerto escolar y me gustaría que cada escuela tuviera uno”. 

Dulce María Díaz Pérez tiene 12 años y le encanta leer. También le gusta cultivar plantas. Dulce, una estudiante de sexto grado de Tejutla, San Marcos, en las tierras altas occidentales de Guatemala, está aprendiendo sobre agricultura sostenible, nutrición y más, gracias al huerto de su escuela. 

“El huerto de la escuela es un espacio donde podemos aprender muchas cosas”, dice Dulce. 

El huerto escolar de Dulce forma parte de una iniciativa de ámbito nacional de alimentación escolar que tiene en cuenta la nutrición que vincula a las escuelas, con los agricultores familiares locales y las asociaciones de padres para proporcionar comidas nutritivas y variadas a los alumnos de todo el país. Sigue el modelo de Escuelas Saludables Sostenibles del Programa de Cooperación Internacional y Cooperación Sur-Sur de Brasil-FAO en la región, que se introdujo por primera vez en Guatemala en 2014. 

Estas iniciativas se han visto impulsadas por la primera ley de alimentación escolar de Guatemala, que entró en vigor en 2018 como consecuencia de la labor del Frente Parlamentario contra el Hambre, capítulo Guatemala y la FAO. Este logro fue el resultado de una coordinación intersectorial e institucional considerable, el consenso entre los sectores clave y de una promoción basada en hechos comprobados.

“Antes de que comenzara este proyecto teníamos que hacer cola durante mucho tiempo para conseguir alimentos y las comidas o meriendas eran repetitivas y no muy saludables. Ahora son más variadas, más nutritivas y deliciosas”. 

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